Establécete metas
Si ves que el esfuerzo es muy grande, trata de dividir tu meta en etapas más sencillas. este método es lento y pausado y se centra en conseguir el objetivo de forma progresiva. Por ejemplo, deja de morderte primero los pulgares; cuando veas lo bien que lucen así, esto te irá animando a que dejes de morderte progresivamente el resto de los dedos.
Encuentra sustitutos
Cuando te entren las ganas de morderte las uñas, busca un sustitutivo rápido y saludable. Mascar chicle, comer caramelos, beber más agua… En otros productos alimenticios se puede hallar la solución a un trastorno de lo más común. Mantener la boca ocupada en los momentos clave puede ayudar más de lo que se cree a la reducción de la mordedura de uñas. Mucha gente que ha logrado acabar con este problema lo ha conseguido gracias a la ayuda de productos como los chicles o los caramelos. En definitiva, apostar por elementos sustitutivos pueden resultar más que eficaces.