Reflexión y fuerza de voluntad
El primer remedio se inicia con un pensamiento que dé lugar a la concienciación del problema. Reconocer este desorden es el primer paso. Posteriormente, es conveniente analizar los momentos en los que más se lleva a cabo este acto para así saber cuándo actuar.
La fuerza de voluntad es otro factor clave que puede paliar el problema gracias a la fuerza y estabilidad mental. También ayuda darse cuenta de posibles contrariedades como un mal aspecto, heridas, problemas dentales… En definitiva, analizar y reconocer el defecto puede facilitar en gran medida el hecho de dejar de morderse las uñas.