Muchas personas sufren el prácticamente inevitable problema de morderse las uñas o médicamente conocido como
onicofagia. Desde bien pequeños se comienza a sufrir este trastorno que puede llegar a prolongarse en la vida adulta. Esta tendencia suele estar provocada por nervios, emoción, e incluso en ocasiones no se genera por nada en concreto; el subconsciente manda realizar esta acción sin que la persona se dé cuenta. Por suerte, existe la posibilidad de acabar con esta manía o por lo menos paliarla durante un periodo de tiempo. Lenta y progresivamente, se puede poner fin a este trastorno obsesivo-compulsivo.
A pesar de que pueda parecer que solo es un problema estético, también puede ocasionar múltiples lesiones físicas. Las más habituales son: deformación de las cutículas, infecciones en los dedos, problemas en los dientes y encías, enfermedades producidas por bacterias u hongos de las uñas, estomacales (si ingieres las uñas) y respiratorias (si es aspirada alguna uña o se queda atascada en la laringe).