Fidel Castro ha pasado a ser inmortalizado en el famoso libro Guinness de los records por haber sufrido 638 intentos de asesinato y por exponer el discurso más extenso en la ONU que duró 4 horas y 29 minutos.
El comandante y líder cubano llegó a ser nombrado el enemigo número uno de su país vecino, los Estados Unidos. La CIA intentó acabar con su vida de muchísimas formas.
Tras la famosa crisis de los misiles se convirtió en su objetivo, la razón, la situación estratégica de la isla de Cuba, desde a que se puede alcanzar todos los objetivos dentro de los EEUU. Como una evidente amenaza, se habla de 638 fallidos intentos de asesinato.
Lo que nunca consiguieron provocar, le llegó el 25 de noviembre de 2016, a los 90 años de edad, postrado en su cama, la muerte menos esperada por sus rivales.
Hubo francotiradores, dulces envenenados, cigarrillos explosivos, puros con veneno, hongos en traje de buceo, químicos para quitarle la barba, un fusil en una cámara….
La CIA desclasificó los documentos relacionados con los intentos de matar al líder revolucionario en el periodo comprendido entre 1953 y 1973. En ellos hablaban de al menos 8 intentos, pero fueron rebatidos por las autoridades de cuba, que decían que habían sido más de 600 intentos de homicidio abortados.
Al mismo Fidel Castro le gustaba alimentar las cifras que hablaban de su poder imbatible, decía que no solo había que contar con los intentos organizados de la CIA, entre los que también contaba que estaba una careta que producía unos hongos, fusiles para elefantes, una pluma con punta envenenada… Castro también acusó a los antirrevolucionarios y a Posada Carriles.
El ansia por la muerte de este líder había comenzado mucho antes. Lo anunciaba su hermano menor frente al tribunal en el año 1953, en el que se le juzgaba por el asalto al cuartel de Moncada.
Todos los presidentes de los Estados Unidos, desde Eisenhower hasta Clinton, dedicaron parte de su mandato para atentar contra su vida, con los más disparatados métodos, que podrían contenerse en una gran novela.
Uno de los casos más estrambótico fue el detallado en un informe de 1975. Los estadounidenses pensaban que uno de las partes del líder cubano que más se magnetiza con sus seguidores, era su barba, un icono para los revolucionarios, por lo que decidieron atentar contra su barba. La CIA llegó a creer que si se le caía la afamada barba, su imagen ante los cubanos sería de debilidad y que podía ser vencido. Aunque al final el plan no se llevó a cabo, su intención era meter sal de talio en sus puros o zapatos, para que al ser inhalado o absorbido , provocaría la caída de su vello facial.
Otras ideas fueron por ejemplo poner una caracola que realmente era un explosivo en la zona favorita de buceo del líder o colocar LSD en el puesto de radio que usaba para dirigirse al pueblo cubano, enloqueciendo.
Pero los puros siempre fue el objeto favorito para los Estados Unidos, con veneno o explosivos.
La ocasión en la que la CIA estuvo más cerca de acabar con la vida del líder cubano, fue en el año 1963, con un batido envenenado. El intento falló cuando el comprimido que debía transformar en mortal la bebida, se quedó pegada a la nevera y se derramó.