El 14 de abril del año 1912 pasó a la historia por uno de los desastres navales más famosos.
El Titanic zarpaba por primera vez desde Southampton, en Inglaterra, en dirección a Nueva york.
Esta nave se construyó con la intención de ser el barco transatlántico de mayor tamaño del mundo y con un lujo sin precedentes.
Cuatro días después de zarpar en este viaje inaugural, chocó contra un iceberg que rajó el casco provocando que se hundiese.
Tardó dos horas y media en hundirse, tiempo que se aprovechó para que los pasajeros buscasen un hueco en los escasos botes salvavidas.
De las 2.223 personas que viajaban a bordo, fallecieron 1.514 ocupantes.
Posteriormente se comprobó que ninguno de los botes se había llenado a su máxima capacidad.
Cuando el barco se partió en 2 quedando sumergido completamente, todavía había cientos de personas a bordo. simultáneamente gran cantidad de los viajeros, la gran mayoría, se encontraban flotando en el mar congelado y muriendo de hipotermia.
La historia curiosa de uno de los supervivientes de las personas que pasaron horas en el agua antes de que consiguieran ser rescatados, es la de un trabajador del buque, del jefe de los panaderos del buque.
Charles Joughin se embarcó con 11 años por primera vez en un barco para trabajar.Fue ascendiendo de puestos hasta llegar a ser el jefe de panaderos en barcos de lujo.
Su historia es curiosa ya que el whisky fue su mejor salvavidas.
Unos minutos antes de la medianoche, un iceberg cortaba el casco del gran buque, y comenzado así la gran catástrofe.
El panadero prediciendo el horroroso destino que les esperaba, decidió encerrarse en su camarote y pasarlo junto a una o varias botellas de whisky.
Con un estado de embriaguez notorio, tomó la decisión de subir a la cubierta y en un acto heroico comenzó ayudando a mujeres y niños a ponerse a salvo en los escasos botes salvavidas. La gente en estado de shock no creía que fuera posible que el Titanic pudiera hundirse por lo que escucho y alentó a todos los dubitativos para conseguir salvar sus vidas y les suministró también de alimento.
Una vez conseguido ese objetivo, comenzó a lanzar muebles de madera al agua, como mesas y puertas, para que los pasajeros que ya estaban en el agua, se agarrasen a ellos y no se hundiera.
Justo antes de que el barco se hundiera por completo, Joughin se lanzó también al océano, convencido de que moriría congelado.
Pasó 2 horas en el agua y aunque al ser rescatado tenía los pies congelados.
El alcohol que contiene el whisky funcionó como vasodilatador, que es totalmente contraproducente con la hipotermia, ya que hizo que perdiera temperatura corporal al estar en el agua helada, pero aun así sus efectos consiguieron que su estado de ánimo no se desesperara y actuase de forma muy valiente. Salvando muchas vidas entre ellas la suya misma.
Explicado de otra forma, fue su estado de embriaguez el que le salvó, al no entrar en pánico y permitirle actuar de forma más tranquila y no el alcohol.
Sobrevivió al naufragio sin secuelas sin secuelas.
Aun haber pasado por esta tragedia tan traumática, siguió su vida como antes, trabajando como cocinero y panadero en barcos. Falleció cuando tenía 78 años en Nueva Jersey.